El calabacín o “zapallito”

El calabacín, hortaliza que en América Latina se la conoce como “zapallito” o “zapallo italiano”, pertenece a la familia de las Cucurbitáceas; familia a la que también pertenecen frutas tales como la sandía y el melón, junto con hortalizas como el pepino o la calabaza.

Se dice que el calabacín es originario de Asia y, aunque su nombre aparece entre las hortalizas citadas por los egipcios y romanos, fueron los árabes los que expandieron su uso.

Otras fuentes atribuyen su origen a la América precolombina, concretamente a México; siendo una de las especies que introdujeron los españoles en Europa, durante la época del descubrimiento.

El calabacín presenta una forma alargada, aunque también puede ser esférica. El color de su piel es variable pudiendo ser amarilla, verde clara, oscura o incluso negra; sin que esto influya en la calidad de la pieza ya que depende de la variedad a la que pertenezca el calabacín. Su carne siempre es blanca.

Propiedades nutritivas

Su principal componente es el agua, seguido de los hidratos de carbono y pequeñas cantidades de gras, proteínas, fibra y la presencia discreta de folatos y vitamina C, B1, B2 y B6.

Además esta verdura destaca por su mayor contenido en magnesio, sodio (responsable en parte de su marcado sabor), yodo, hierro y calcio.

Cómo se conserva

El calabacín puede conservarse en el frigorífico en buenas condiciones durante dos semanas. Sin embargo no ha de almacenarse junto a frutas tales como plátanos, melones o melocotones, ya que segregan durante su maduración etileno, sustancia gaseosa que confiere sabores amargos al calabacín.

También se pueden conservar los calabacines congelados, siempre que con anterioridad se escalden en agua hirviendo durante unos tres o cinco minutos.

Consumo recomendable para...

Los calabacines favorecen la eliminación del exceso de líquidos del organismo por ser un alimento rico en potasio y pobre en sodio, ayudando a su vez a eliminar toxinas.

Son beneficiosos en caso de hipertensión, hiperuricemia y gota, cálculos renales, en caso de retención de líquidos u oliguria (producción escasa de orina), refuerza el sistema inmunológico y beneficia a los músculos y sistema nervioso, y contribuye a bajar el colesterol.

Además gracias a su contenido de fibra regula la función intestinal, suaviza y desinflama las mucosas del aparato digestivo (por los mucílagos que contiene), contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glucemia (niveles de azúcar en sangre) en las personas que tienen diabetes.

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